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Murdoch superó batalla contra tecnología y lo derrotó su falta de ética periodistica

15 Ago

Hace siete años el emporio mediático de Rupert Murdoch  se tambaleaba. La revolución digital hacía ver viejos sus periódicos y sus canales de televisión, narra Craig Watkins en su libro The Young and The Digital (publicado por Beacon Press en 2010). En una conferencia que el empresario dio en la Sociedad Americana de Editores de Periódicos comentó el desafío que implicaba adaptarse a las nuevas tecnologías.

«Nosotros nunca nos convertiremos en nativos digitales pero podemos empezar a asimilar su cultura y y su forma de pensar». En un tono que mostraba la urgencia del momento, Murdoch añadió: «Se trata de una monumental oportunidad en una generación … si somos exitosos en la industria tendremos el potencial de salir adelante y estar más sanos que antes».

Watkins dedica varias páginas a describir las medidas tomadas por el magnate de origen australiano para adaptar su reino a las nuevas tecnologías.  Como punto de partida atendió los resultados de un estudio de la Corporación Carnegie: 44 por ciento de los entrevistados, de 18 a 34 años de edad, entraban una vez al día a internet y sólo 19 por ciento leía periódicos, 10 por ciento creía en lo que publicaban éstos y apenas 4 por ciento, los consideraba entretenidos.

El análisis pronosticaba que el imperio impreso de Murdoch quedaría obsoleto  ante el empuje de las redes sociales y de la tecnología informática. En los próximos diez años, la compañía se haría irrelevante en la cultura mediática y económicamente vulnerable.  Con estos hallazgos el empresario se convenció de que News Corporation necesitaba rejuvenecerse y digitalizarse…. rápido.

Así que en 2005 todos los ejecutivos de News Corporation en el mundo se reunieron en Nueva York para definir el plan que evitara el naufragio El 15 de julio de ese año la compañía anunció la creación de una nueva unidad llamada Fox Interactive Media (FIM) encargada de poner en marcha la digitalización de la empresa. La siguiente etapa consistió en la compra de varias empresas de las denominadas puntocom como IGN Entertainment, un portal de juegos, cine y  de estilo de vida masculino y la red social Myspace (la que al final vendió a precio de ganga este año derrotado por Facebook).

Con estas medidas el conglomerado de Murdoch sobrevivió e incrementó su poderío.

Siete años después lo que ha puesto en jaque al multimillonario no fue esta compleja revolución digital. Fue el periodismo tradicional.  News of the World,  tabloide británico fue cerrado por no seguir los principios éticos elementales que mantienen viva a la prensa más allá de computadoras, twitter, facabeook o youtube.

Sean Hoare, el extinto ex periodista de News of the World, señaló en 2010 al entonces director del tabloide Andy Coulson como el responsable del delito de espionaje masivo mediante el soborno a policías para obtener datos personales y la intervención de miles de teléfonos, un delito penado con cárcel en Gran Bretaña, con el único fin de obtener más exclusivas que nadie.

Según dijo Hoare a The New York Times en septiembre de 2010, Coulson no sólo lo sabía, sino que alentaba a los reporteros a intervenir teléfonos de famosos para lograr exclusivas para el News of the World en la época en la que dirigió el tabloide ya desaparecido, desde 2003 a 2007.

Aún así estas revelaciones no hicieron mella en el conglomerado hasta que The Guardian publicó que News of the World espiaba el número telefónico de una joven cuando estaba secuestrada y finalmente fue asesinada.

El escándalo creció y puso en apuros hasta al primer ministro británico, David Cameron, quien tuvo que adelantar su regreso de Sudáfrica para asistir mañana a una sesión extraordinaria del Parlamento para abordar la crisis. Allí, la oposición laborista cuestionó al mandatario conservador sobre sus relaciones con Murdoch y, sobre todo, sobre su decisión de contratar a Coulson como jefe de prensa, pese a que ya sabía que había sido despedido del News por las presuntas escuchas ilegales.

En su intento por salvarse , Murdoch removió a algunos directivos, pero eso no detuvo el desastre y se calcula que desde el 5 de julio -cuando se hicieron las nuevas revelaciones en The Guardian- sus empresas han perdido mil millones de dólares en la bolsa de valores (video arriba).

Las dudas sobre las firmas de Murdoch se extendieron de Gran Bretaña, donde hay una investigación judicial en curso, a Estados Unidos; ahí el FBI hace pesquisas para determinar si también se hicieron escuchas telefónicas en ese país. Además, cualquier aspecto del emporio genera interrogantes, como reflejó recientemente un artículo del New York Times, el cual  demuestra que varios de los nueve miembros del consejo de News Corporation que por ley deberían ser independientes tienen «vínculos profundos y personales con Rupert Murdoch «. Uno es el padrino de uno de sus nietos y muchos le deben sus carreras.

Con ello podemor ver que si a Murdoch no lo superó la modernidad, sí pasar por alto los principios básicos que dan rigor y credibilidad a la prensa desde su nacimiento. Sin duda, esto representa una lección para quienes creen que con apostarle al lenguaje digital está casi resuelto el futuro de las empresas de comunicación. La ética periodística seguirá vigente pase lo que pase.